Mi carnal Mateo, el cuate de uno mismo

Recibí hace rato este correo de un gran amigo mío, Mateo. ¿Conocen ese amigo extraño, fuera de sitio? Así como siempre hay un"chore", "el gordo", hay este otro personaje que le pasa lo inimaginable y sigue en la batalla:

Total, que prendo la camarita de vídeo, me veo y en la prendida de la película, pues ¡me lanzo a Cozumel el fin de semana!

Creo que ya la acabé por exorcirsar.... ¡Misma receta que NY!

Aquí va la explicación.... Mateo no ha sido el más afortunado en sus relaciones... Se divorció hace seis años. En ese entonces -como en muchas, muchas otras veces- andaba sin un quinto en la bolsa. Así que como no tenía dinero, decidió irse a Nueva York un fin de semana a curarse la pena.

Y ahí fue cuando me pasó una de esas lecciones perras de la vida. Cuenta que, "sentado en la mesa, sin pesos ni dólares ni trabajo, sin esposa y con toda la incertidumbre del resto de mi vida, me vi en el espejo tomándome una mimosa en pleno brunch disfrutando ese instante, viviendo la vida y gozando... me cae que me dije: 'Si no me conociera, me gustaría ser cuate de este carnal'".

Cámara, cierto Mateo. Hay que querer ser cuates de uno mismo.

Ahora lo acaban de dejar de nuevo... y ahí va, como todos nosotros... A vivir la vida. Seguro trae historias de una gringa...